Ya llevamos dos semanas en la casa haciendo homeschooling o unschooling. Una mezcla entre los dos. Yo personalmente me siento liberada del yugo escolar: del corre corre de llegar a tiempo, recoger y llegar tarde a la casa con hambre y sin ganas de disfrutar el campo por el cansancio de la rutina tan fija. Nos levantamos con tiempo pero sin perder tiempo. Nos bañamos sin correr y sin alzar la voz por el afán. Desayunamos en familia sin pantallas al frente las cuales son útiles cuando se quiere que coman rápido. Todo se hace en el ritmo de la vida, aprovechándola al máximo pero sin correr tanto que no quede sino cansancio. El día va marcando su pauta. Aveces en la mañana hay un montón de actividad afuera y entonces la aprovechamos. La semana pasada construyeron una cerca: clavaron puntillas, serrucharon, pintaron con rodillo, midieron y lijaron. Otro día armaron un muro de ladrillo: mezclaron el cemento con la arena y la piedra, revolvieron, cargaron los ladrillos, usaron el palustre, llevaron los escombros y pintaron lo que terminaron con rodillo y pintura blanca. También ayudaron a armar una estructura de madera para que crezcan las curubas encima de su arenera. Ayer yo tenía algo organizado que se desbarató por una mejor idea de ellos: atrapar un abejorro en su tarro magnificador. Miramos qué flores preferían del jardín y nos fuimos para las frambuesas donde estaban libando. Lo atrapamos con mucho cuidado, y nos fuimos a donde Bernardo, el profesor de apicultura de Juanca que por coincidencia estaba en la casa. Les explicó todo sobre los abejorros. Le dimos un poco de miel para alimentarlo y luego lo liberamos.
Yo he decidido no apresurarme demasiado a nada y tomar todo como una oportunidad de aprendizaje. Hacer el almuerzo se convierte en todo un aprendizaje: para mi, dejar de correr y estar presente segundo a segundo. Y para ellos, una oportunidad de practicar palabras nuevas, tocar texturas, cosechar en la huerta, reconocer especies de plantas y ver lo que comemos escrito en papel y lápiz para practicar lo que aprendimos en Peru. En las tardes normalmente sacamos un rato para hacer nuestro libro de experiencias. Cada uno escoge una foto de lo que hizo en le día, la imprimimos y cada uno diseña una frase que describa como mejor le parezca ese momento. Escribimos la frase, recortamos la foto, separamos la frase en palabras que recortamos, luego leemos de entre las palabras la correspondiente al orden de la frase, las pegamos en orden debajo de la foto y hacemos todo el ejercicio del "tirafrases". Les encanta y siempre están receptivos en este momento.
Como estoy viendo cómo se va a ir desarrollando esta experiencia, he decidido no enredarme tanto con la super organización de actividades para dejar que hay aun balance entre lo organizado y lo espontáneo. Y me esfuerzo por ver los pequeños pero importantes aprendizajes que hay en las situaciones del día a día. Ayer, Bhai estaba enredado en una mala actitud de indecisión. Ibamos para la tienda a recoger unos encargos, pagar una plata y comprar un dulce. Por su actitud se iba a perder del plan. Le dije como a niño grande, que por se fijara en su actitud que no le estaba dejando disfrutar ese momento. Que yo me iba con Noe y que si el decidía ir podía hacerlo pero que debía llegar alla con zapatos. Nos fuimos y a los 5 minutos llegó alla con unos zapatos que le quedaban enormes, puestos al revés, afanado por llegar y no perderse de nada. El estaba muy satisfecho de haber podido vencer su orgullo y de haber llegado y yo de que tuve el tiempo para que eso sucediera. Esos aprendizajes me parece que son invaluables y que en un horario muy estricto no es posible que sucedan. La amasada del pan es parte de su día, la peinada de los caballos también, la ordeñada y la alimentada de todos los miembros de la finca tampoco puede faltar.
Específicamente en cuanto a lo que hicimos en Peru, me ha servido mucho hacer los ritmos en el saltarín y con la ayuda de Noe. También en os masajes el está muy colaborador y hace un esfuerzo grande por mover la lengua en las direcciones que no puede, aveces llevando la mano a la lengua para movilizarla. Hoy que estamos fuera de la casa me acompañaron a entrenar toda la mañana (después de 14 años hago parte de nuevo del equipo colombiano de esquí náutico y voy para el Campeonato Panamericano dentro de dos semanas) y luego nos fuimos para el parque en donde estuvimos un rato escribiendo letras en la arena y leyéndolas y luego retiñéndolas. Bhai lee perfecto las vocales, la M, la P y la B. Esas fueron las que practicamos hoy.
Termino esta entrada con la exclamación que repitió Noe más de 10 veces hace un rato aquí en el parque:
"¡ESTO SI QUE ES VIDA!"
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Tiempo diario con sus animales es indispensable |
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El abejorro |
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Buenos hermanos |
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El agua también es esencial en su desarrollo |
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Noe mientras exclamaba: "¡Esto sí que es vida!" |
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