lunes, 17 de marzo de 2014

Alas y buen viento, Carta a un hijo y Gayatri

Termino esta serie de entradas sobre nuestro proyecto en Lima con el poema Carta a un hijo de Rudyard Kipling que resume, al final de todo lo que hagamos como padres, el único anhelo verdadero. Lo encontré por casualidad (¿o causalidad?) el último día en Lima recorriendo una librería:

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you
But make allowance for their doubting too,

If you can wait and not be tired by waiting, 
Or being lied about, don't deal in lies,
Or being hated, don't give way to hating,
And yet don't look too good nor talk too wise:

If you can dream- and not make dreams your master,
If you can think- and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;

If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build 'em up with worn-out tools:

If you can make a heap of all your winnings
And risk it all on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breath a word about your loss;

If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on!"

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with kings- nor lose the common touch,
If neither foes nor loving friends can hurt you;
If all men count with you, but none too much,

If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that's in it, 
And- which is more- you'll be a Man, my son!
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Si puedes estar tranquilo cuando todos a tu alrededor
han perdido la cabeza y te culpan por ello,
si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti
y, sin embargo, no desprecias sus dudas;

si puedes esperar sin que te canse la espera,
di te injurian y no respondes a la mentira,
si te odian y no cedes al odio,
y, aun así, no pareces demasiado bueno ni hablas como un sabio;

si puedes soñar, y no hacer de los sueños tu señor,
si puedes pensar, y no hacer del pensamiento tu meta,
si puedes encontrarte con el triunfo y la derrota
y tratar de la misma manera a esos dos impostores;

si puedes soportar escuchar la verdad que has dicho 
distorsionada por granujas para engañar a tontos,
o ver cómo se destruyen las cosas por las que has dado la vida,
y agacharte y reconstruirlas con herramientas viejas;

si puedes poner en un montón todos tus triunfos
y arriesgarlo todo en un cara o cruz, 
y perder, y empezar de nuevo desde el principio,
y no decir una palabra sobre lo que has perdido;

si puedes forzar tu corazón, nervios y tendones 
a que te sirvan cuando ya hace tiempo que se han gastado,
y resistir cuando no te quede nada
salvo la voluntad que dice: "Aguantad";

si puedes hablar con las masas y mantenerte íntegro,
o pasear con reyes son perder el sentido común,
si no pueden herirte ni los enemigos ni los buenos amigos,
si todos cuentan contigo pero ninguno en exceso;

si puedes llenar el minuto implacable 
con sesenta segundos que valgan la pena,
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y -lo que es más- ¡serás un Hombre, hijo mío!


India siempre está presente en las vidas de esta familia. Sin quererlo, pero posiblemente con algún tipo de disposición que también podríamos llamar karma o causalidad, se nos aparecen cosas relacionadas con India que yo termino interpretando, también por esa misma disposición, como piedras angulares en el camino. Velas que nos van llevando con luz. Primero, la señora del CPAL (el centro enseñanza del lenguaje más reconocido en Perú), que al ver el nombre de Bhai me preguntó el idioma del nombre y al saber que era en sánscrito me contó que su tío (el mejor amigo de su padre) era uno de los únicos traductores vivos del sánscrito al español. Sus palabras me marcaron porque con su sencillez me hicieron entender que no hay un método mejor que otro ni una única forma perfecta de hacer las cosas. Solo existe una actitud de ver lo bueno, trabajar con dedicación y confiar en que el vuelo será perfecto. Ella me dijo:

"Alas y buen viento"

Kipling nació en Bombay (Mumbai) y escribió El Libro de La Selva inspirado en la vida salvaje de India. Bhai siempre nos ha recordado al personaje principal de este relato, pues además de los parecidos de carácter y fisionomía con la representación de Disney de este personaje, el lugar geográfico donde sucede es el mismo donde Bhai vivió sus primeros tres años. Concluir con un poema escrito por el mismo autor Indio que reprodujo a Bhai mucho antes de que naciera, me reconforta de alguna extraña manera. A este gozo y a la sensación de haber cumplido con lo que había que hacer, se suma que en el carro de regreso al aeropuerto para volver a Colombia, iba sonando a volumen muy bajo, el Gayatri Mantra. Este mantra que suena en sánscrito, traduce (traducción de Vivekananda): 

"Meditamos en la gloria de ese Ser que produjo este universo; que El ilumine nuestras mentes.

Y así termina nuestro proyecto en Lima: con solo cosas buenas. 

ceremonia de graduación: corte de niño grande.

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