martes, 2 de abril de 2013

Siendo más que haciendo


Hoy comienzo este blog aunque ya sean las 11 de la noche, porque con todo lo que hay para hacer en un día, si me quedo esperando a tener el tiempo, jamás lo empezaría. 

Las últimas semanas, en especial la última, ha sido de muchos cambios de actitud, de muchas claridades y de muchas decisiones en cuanto a cómo queremos que crezcan nuestros hijos. Desde que decidí conscientemente que los tendría, pensé que quería que crecieran de una manera espontánea, natural y sobretodo libre. Nacieron en India en un ashram, en un ambiente muy distinto al ambiente en el que crecen los niños en una ciudad de América y en particular, Bogotá. Bhai, el mayor que tiene ahora 5 años, alcanzó a vivir 3 años en ese ambiente, en el que meditábamos dos horas diarias, hacíamos mucho silencio y socializábamos poco. Noe, que ahora tiene 2, fue concebido y gestado en ese mismo ambiente, y lo dejó cuando iba a cumplir los 5 meses. Nos devolvimos a Colombia por cuestiones de visa y aterrizamos en Bogotá, un mundo aterrador para quien no se había vestido en toda su vida sino unas cuantas veces y que sus mejores amigos eran los perros, los micos y los búfalos, además de sus padres y los miles de viajeros que pasaban por tiempos cortos por el ashram. Llegamos ya hace dos años y pico, y aunque la adaptación a la civilización de nuestro Mowgli va por muy buen camino, salimos de Bogotá porque sentimos que no era el ambiente que más queríamos para el crecimiento de la familia. Estamos en el campo, felices. El lugar en donde vivimos es un verdadero paraíso para aprender a vivir y a estar presentes.

Hace dos semanas hubo un encuentro de familias que educan en casa. Vino a Colombia Laura Mascaró, unschooler y escritora en pro de la libertad educativa. También estuvo Barbara de Martiis, homeschooler de 4 hijos aquí en Colombia. Entre ellas, muchos otros que sienten que sus hijos merecen la libertad de un crecimiento espontáneo, en libertad. El encuentro fue en mi experiencia una cocina de inspiración en donde yo personalmente como mamá me empoderé del proceso participativo del crecimiento de mis hijos, no como impositora o impartidora de conocimientos o información, sino como acompañante activa de su evolución como personas. Como dice Laura, lo primero que hay que hacer en este proceso es la desescolarización de la propia mente para así poder apartarse de lo que el sistema de escolarización propone y de esta manera poder encontrar formas nuevas de descubrir el mundo sin materias, sin tareas, sin exámenes, sin imposición. No es fácil, pues es como está forjada nuestra manera de pensar para quienes fuimos escolarizados, pero es una gran oportunidad para el crecimiento personal y para el auto conocimiento. Se vuelve entonces una manera de crecimiento constante en familia. No hay nadie que no esté aprendiendo aquí, ni tampoco hay un instante en el no se esté aprendiendo. Se aprende de todo y de todos, a todo momento. 

Pongo aquí algunas citas de Sri Aurobindo, filósofo y yogui. Son la primera inspiración en este proceso  de ser padres. Son palabras que en algún momento sonaron impracticables y que con la experiencia que nos va trayendo la vida como familia, se van volviendo Verdad. 

Sobre Educación
por Sri Aurobindo

La verdadera base de la educación es el estudio de la mente humana en la infancia, la adolescencia y la adultez. Cualquier sistema de educación basado en teorías de perfección académica que ignoran el instrumento de estudio, es más dada a que dañe o impida el crecimiento intelectual y no que produzca una mente perfecta y perfectamente equipada. Porque el educador tiene que ver no con material muerto como el artista y el escultor sino con un organismo infinitamente más sutil y sensible. El no puede moldear una obra de arte educativa de madera humana o de piedra; tiene que trabajar en la sustancia elusiva de la mente y respetar los límites impuesto por el frágil cuerpo humano.

El primer principio de la verdadera enseñanza es que nada puede ser enseñado. El maestro no es un instructor ni un dictador de tareas; es un ayudante y un guía. Su trabajo es el de sugerir y no imponer. El no entrena la mente del pupilo, sino que solo le muestra como perfeccionar sus instrumentos de conocimiento y le ayuda y lo alienta en el proceso. No le imparte conocimiento sino que le muestra como adquirir conocimiento por sí mismo. El no llama al conocimiento que está en el interior del pupilo; el solo le muestra donde está y cómo puede habituarse a subir a la superficie. La distinción que guarda este principio para la mente adolescente y adulta y que niega su aplicación en la del niño, es una doctrina conservadora y poco inteligente. Niño o adulto, niño o niña, hay solo un principio sabio para la buena enseñanza. La diferencia de edades solo sirve para disminuir o aumenta la cantidad de ayuda y guía necesaria. No cambia su naturaleza. 

El segundo principio es que la mente debe ser consultada acerca de su propio crecimiento. La idea de martilla al niño en la forma deseada por el padre o el maestro es una superstición bárbara e ignorante. Es el mismo el que debe ser inducido a expandirse de acuerdo a su propia naturaleza No hay un error más grande que el padre trate de organizar el que su hijo desarrolle cualidades específicas, capacidades, ideas, virtudes o que esté preparado para una carrera predeterminada. Forzar a la naturaleza a que abandone su propio Dharma  es causarle un daño permanente, mutilar su crecimiento y borrar su perfección. Es una tiranía egoista hacia el alma humana y una herida a la nación, que hace que se pierda el beneficio de lo mejor que un hombre pudo haberle dado y que en su defecto sea forzada a aceptar algo imperfecto, artificial, de segunda categoría y común. Cada quien tiene en sí algo divino, algo suyo, un chance de perfección y fuerza en cuan pequeña esfera Dios le haya ofrecido para que la tome o la rechace. La tarea es la de encontrarla, desarrollarla y usarla. El objetivo principal de la educación debería ser el de ayudar al alma en crecimiento a sacar de dentro de si aquello que es lo mejor y perfeccionarlo para un uso noble.

El tercer principio de la educación es el de trabajar desde lo más cerca hacia lo más lejano. Desde aquello que es hacia aquello que será. La base de la naturaleza de un hombre es casi siempre, adicional al pasado de su alma, su herencia, lo que lo rodea, su nacionalidad, su país, la tierra de la que saca el sustento, el aire que respira, lo que ve, los sonidos y los hábitos a los que está acostumbrado. Ellos lo moldean no menos poderosamente por ser insensibles, asi que de ellos es que debemos partir. No debemos sacar la naturaleza de raiz de la tierra en la que debe crecer ni tampoco rodear la mente con imágenes e ideas de una vida que es ajena a aquello en lo que se debe mover físicamente. Si algo debe ser llevado de afuera, debe ser ofrecido, no forzado en la mente. Un crecimiento libre y natural es la condición para el desarrollo genuino. Hay almas que naturalmente de revelan de su ambiante y parecen pertenecer a otro tiempo y otro clima. Déjenlos en libertad de seguir su tendencia; pero la mayoría desfalelcem, se vuelven vacíos, artificiales, si son artificialmente moldeados a una forma ajena. Es el arreglo de Dios que ellos pertenezcan a una nación específica, a una era, a una sociedad; que sean niños del pasado, poseedores del presente, creadores del futuro. El pasado es nuestra base, el presente es nuestro material, el futuro es nuestra meta y somo. 




Abril 1 de 2013

Hoy fue el primer día experimental de unschooling. Acaba de pasar la Semana Santa en la que reflexionamos mucho acerca de este proceso de educación de los niños. Y hoy nos lo tomamos como si ya estuviéramos haciendo escuela en casa o más bien, la desescolarización. Qué hicimos en particular? Realmente nada diferente a un pequeño cambio de actitud. Y los resultados fueron abrumadores. Pasamos un día en familia felices, aprendiendo todos de todo. Nos ayudamos a cocinar, entre todos ayudamos a limpiar la casa, comimos juntos, subimos al bosque con nuestros libros y leímos sobre caballos, buscamos buhos y encontramos champiñones, cantamos y hablamos. Y en medio de esa sencillez fue un día tan enriquecedor... para todos. Mañana tendremos que ir a hablar al jardín infantil pues han estado muy pendientes de todo nuestro proceso de habituada a la nueva vida en Colombia y es solo justo que les contemos lo que estamos sintiendo y viendo en Bhai y Noe. Pero los resultados de un día como el de hoy y de una semana como la que pasaron con todos sus primos y tíos yendo de viaje, nos hacen estar seguros de que este es el paso que tenemos que dar. Sin lugar a dudas.