martes, 22 de abril de 2014

Panamericano de esquí y de vuelta a la rutina no rutinaria

Después de casi dos semanas de no escribir lo vuelvo a hacer en otro de nuestros días felices (aunque desafiantes) desde la calma (¿acaso existe la calma en convivencia con dos niños?) del hogar. Tuvimos dos semanas en los que rompimos completamente con la rutina pues el 28 de marzo me avisaron que era parte del equipo colombiano de esquí náutico (integré el equipo desde 1991 hasta el 2000 cuando me retiré) para participar en el Panamericano, que es el torneo más importante del continente. Acepté y las últimas dos semanas fueron de entrenamiento y competencia. Para los niños fue toda una experiencia compartir con gente de tantos países y ver por primera vez a su mamá competir, con la sorpresa de haber ganado dos medallas de bronce y de haber hecho récord nacional de salto. Ya regresamos de nuevo a la rutina, con el sentimiento de que llegó la disciplina del deporte a nuestro hogar, pues acepté estar en el mundial en octubre de este año y algo me dice que, como no hay mejor maestro que el ejemplo, esta experiencia de vida les ayudará a Bhai y a Noe a crear su disciplina.

Ayer antes de llegar del torneo a la casa, fuimos hasta Villa de Leyva a visitar a Swamiji que estaba de visita en Colombia hasta hoy. Nos invitó a que fuéramos a verlo y para que el pudiera ver a los niños. Pasamos el día felices con el. 





Hoy amanecimos aquí en la casa en medio de unos jardines consentidos por la lluvia, con flores de mil colores, agradeciendo la llegada de la Pascua. Hicimos yoga todos juntos apenas nos levantamos (esto ocurre con la música que Bhai y Noe escojan a todo volumen. Por lo general se convierte en una rumba de ejercicio). El conejo de pascua vino también y llenó la huerta de huevos de colores que salimos a recoger temprano en la mañana mientras cosechábamos la cantidad de verduras y hierbas que crecieron en nuestra ausencia: papas enormes, rúgula de distintas variedades, zuchini, lechugas, remolachas, rábanos, acelgas y cebollas. Entre la cosechada y la búsqueda de los huevos, los niños aprendieron las distintas partes de la planta y la función de cada parte. Noe nos explicó que "la planta toma agua y nutrientes por la raíz y luz, paz y amor por las hojas". Todo ahí, mientras las tocaban, las sacaban y cosechaban la parte que nos servía para más tarde hacer el almuerzo. En el proceso íbamos también creando recetas con las distintas verduras y cada uno escogió lo que quería comer. Después de más de una hora en la huerta fuimos a lavar las verduras y luego pasamos a la cocina para preparar el almuerzo. Noe centrifugó lechugas para la ensalada, Bhai cortó las acelgas para la tortilla de huevos de sus gallinas mientras yo pelaba papas y remolachas para la crema de remolacha. Me ayudaron a batir los huevos, a sacar las ollas para la cocción y por último a asear la cocina y a poner la mesa. Mientras cortamos y cocinamos trabajamos algo la segmentación silábica con círculos con sílabas que van pegando para formar los nombres de las distintas verduras.




Almorzamos y fuimos a amasar pan para el pedido de mañana y luego estuvimos toda la tarde con los caballos. Montamos más de dos horas. Tina nos regaló una silla para poderse acostar y estar en contacto directo con el caballo y la gozaron mucho. Luego me acompañaron a hornear los panes y entramos a la casa a hacer el libro de experiencias donde contaron lo que aprendieron hoy: las partes de la planta. Pareciera que este esquema de trabajo nos va a funcionar muy bien. Más o menos estamos viendo que lo que mejor funciona es: ejercicio apenas se levantan, baño, desayuno y alguna actividad de mesa en la biblioteca, alguna actividad afuera que dependerá del interés de ellos pero que irá guiada por alguno de nosotros, aunque sea en silencio para después en la noche hacer el cierre en el libro de experiencias que a Bhai ya se le ha vuelto importantísimo; almuerzo y tiempo libre total para cada quien y en la tarde tiempo con los animales o paseo al bosque o en bicicleta. Cuando cae el sol entramos a hacer el libro de experiencias y a ver algún video que ellos escojan poniéndose de acuerdo los dos. Les encanta este rato y a nosotros también. Después de esto comemos, lavada de dientes y a dormir leyendo un cuento en la cama. Esto es para los días que estemos aquí en la casa. Los días que estemos por fuera serán días para romper la rutina donde se aprenderá de lo que el día nos traiga sin tanta cabeza y estructura. Todo esto está sujeto a cambios obviamente, pero lo escribo porque me sirve como guía a mi.
Antes de terminar esta entrada, quería documentar que Bhai cada vez hace sus frases mejor armadas, pronunciando mucho más claro cada sílaba. También está muy ávido de recoger el día en su libro de experiencias. Le fascina que le tome fotos en las distintas actividades para después escogerlas y crear una frase que la describa. Esta disciplina le hace mucho bien.
Tampoco quería olvidar uno de los apuntes chistosos de Noe: "Mamá, yo soy nudista". "¿Cómo así Noe?" pregunto yo. "Sí, mira los nudos tan buenos que se hacer", mostrándome un pasto con un nudo inventado por el.
Ay como me sirve escribir y poner el día en perspectiva. Es como encontrar el aire después de estar debajo del agua; debo aceptar que a veces en medio del torbellino de actividades y de personalidades tan distintas, no veo la belleza que se ve al mirar el día como un todo. Dejo este aquí con la promesa de continuar este blog.

Abril 22.
Hoy cumplo 37 años. Me levanté en medio de una cantidad de abrazos y besos y "Feliz Cumpleaños mamá". Nos bañamos temprano pues debíamos alistar los panes, desayunamos y salimos a despedir al papá. Tenía pensado entrar a la casa y trabajar en la biblioteca un rato pero ninguno de los dos quería. Me pidieron que hiciéramos ejercicio. Estábamos al lado del camino que nos lleva al bosque así que les propuse irnos loma arriba hasta allá. Se animaron y nos fuimos hasta el claro de las piedras entre los dos bosques de la casa. En el camino, entre el bosque, se encontraron una pluma que muy rápidamente supieron que era de un búho (ellos lo dijeron, no yo). La guardamos y seguimos subiendo hasta las rocas en donde nos sentamos en la arena a escribir algunas letras y algunas palabras. Luego empezamos a contar piedras que metieron dentro de unos cuadrados que hacían en la arena y sumamos y restamos piedras de 0 a 10 y de 10 a 0. Después cada uno quería estar un rato solo y Bhai se quedó mirando piedras y musgo abajo, yo me tiré sobre una piedra calientica en el centro y Noe se fue con sus binoculares a la parte más alta de la finca "a ver cómo se ve el mundo desde alla arriba". Después de una hora larga volvimos a bajar despacio por el bosque, nos acostamos sobre la cama de musgo de en medio del bosque a mirar las copas de los árboles y a sentir la suave lluvia que caía sobre nuestras caras. Seguimos bajando y paramos en la casita del bosque en donde me prepararon una sopa imaginaria y un té, nos columpiamos un rato en el columpio y finalmente volvimos a la casa después de tres horas de recorrido. Preparamos el almuerzo juntos (pizzas con muchas verduras de la huerta) y recogimos unas moras para hacer el jugo. Ahí volvimos a trabajar la segmentación silábica escribiendo "jugo de mora", "pizza", "rúgula" etc. Almorzamos y fuimos a la biblioteca a reconfirmar si la pluma sí era de un búho. La compararon con fotos de una lechuza e identificaron que su pluma era de una. Aprendimos que el vuelo de la lechuza es casi completamente silencioso por la suavidad de sus plumas, cosa que pudimos comprobar ahí mismo tocando nuestra pluma. Aprendieron sobre otras aves de rapiña como el ave secretaria.

Luego me pidieron que les leyera un rato y nos metimos a la cama pues el día estaba frío afuera. Leímos una hora y me dejaron impresionada cuando identificaron como "amanita muscaria" en un dibujo del libro esos mismísimos hongos (lo han aprendido en sus paseos al bosque a recolectar hongos con Juanca). Cuando llegó Juanca salimos a saludarlo y a calentarle el almuerzo. Luego salimos a ver a los caballos. Los peinamos y los montamos un par de horas y entramos a la casa a hacer el libro de experiencias. Bhai pegó una foto de una lechuza y escribió "hoy encontramos una pluma de una lechuza" y Noe escogió la misma frase debajo de la pluma que pegó en su libro. Bhai también quiso pegar una foto de el dándole un saludo del alma a su yegua y pusimos "yo consiento a mis animales" debajo. El papá los invitó a hacer una torta de chocolate para mi cumpleaños y midieron y contaron y prepararon hasta esparcir la cobertura, cantar el cumpleaños y partir la torta. Estaban felices, colaboradores y plenos.
Otro día lleno de magia en esta gran aventura.


martes, 1 de abril de 2014

El mundo es nuestra escuela

Ya llevamos dos semanas en la casa haciendo homeschooling o unschooling. Una mezcla entre los dos. Yo personalmente me siento liberada del yugo escolar: del corre corre de llegar a tiempo, recoger y llegar tarde a la casa con hambre y sin ganas de disfrutar el campo por el cansancio de la rutina tan fija. Nos levantamos con tiempo pero sin perder tiempo. Nos bañamos sin correr y sin alzar la voz por el afán. Desayunamos en familia sin pantallas al frente las cuales son útiles cuando se quiere que coman rápido. Todo se hace en el ritmo de la vida, aprovechándola al máximo pero sin correr tanto que no quede sino cansancio. El día va marcando su pauta. Aveces en la mañana hay un montón de actividad afuera y entonces la aprovechamos. La semana pasada construyeron una cerca: clavaron puntillas, serrucharon, pintaron con rodillo, midieron y lijaron. Otro día armaron un muro de ladrillo: mezclaron el cemento con la arena y la piedra, revolvieron, cargaron los ladrillos, usaron el palustre, llevaron los escombros y pintaron lo que terminaron con rodillo y pintura blanca. También ayudaron a armar una estructura de madera para que crezcan las curubas encima de su arenera. Ayer yo tenía algo organizado que se desbarató por una mejor idea de ellos: atrapar un abejorro en su tarro magnificador. Miramos qué flores preferían del jardín y nos fuimos para las frambuesas donde estaban libando. Lo atrapamos con mucho cuidado, y nos fuimos a donde Bernardo, el profesor de apicultura de Juanca que por coincidencia estaba en la casa. Les explicó todo sobre los abejorros. Le dimos un poco de miel para alimentarlo y luego lo liberamos.
Yo he decidido no apresurarme demasiado a nada y tomar todo como una oportunidad de aprendizaje. Hacer el almuerzo se convierte en todo un aprendizaje: para mi, dejar de correr y estar presente segundo a segundo. Y para ellos, una oportunidad de practicar palabras nuevas, tocar texturas, cosechar en la huerta, reconocer especies de plantas y ver lo que comemos escrito en papel y lápiz para practicar lo que aprendimos en Peru. En las tardes normalmente sacamos un rato para hacer nuestro libro de experiencias. Cada uno escoge una foto de lo que hizo en le día, la imprimimos y cada uno diseña una frase que describa como mejor le parezca ese momento. Escribimos la frase, recortamos la foto, separamos la frase en palabras que recortamos, luego leemos de entre las palabras la correspondiente al orden de la frase, las pegamos en orden debajo de la foto y hacemos todo el ejercicio del "tirafrases". Les encanta y siempre están receptivos en este momento.
Como estoy viendo cómo se va a ir desarrollando esta experiencia, he decidido no enredarme tanto con la super organización de actividades para dejar que hay aun balance entre lo organizado y lo espontáneo. Y me esfuerzo por ver los pequeños pero importantes aprendizajes que hay en las situaciones del día a día. Ayer, Bhai estaba enredado en una mala actitud de indecisión. Ibamos para la tienda a recoger unos encargos, pagar una plata y comprar un dulce. Por su actitud se iba a perder del plan. Le dije como a niño grande, que por se fijara en su actitud que no le estaba dejando disfrutar ese momento. Que yo me iba con Noe y que si el decidía ir podía hacerlo pero que debía llegar alla con zapatos. Nos fuimos y a los 5 minutos llegó alla con unos zapatos que le quedaban enormes, puestos al revés, afanado por llegar y no perderse de nada. El estaba muy satisfecho de haber podido vencer su orgullo y de haber llegado y yo de que tuve el tiempo para que eso sucediera. Esos aprendizajes me parece que son invaluables y que en un horario muy estricto no es posible que sucedan. La amasada del pan es parte de su día, la peinada de los caballos también, la ordeñada y la alimentada de todos los miembros de la finca tampoco puede faltar.
Específicamente en cuanto a lo que hicimos en Peru, me ha servido mucho hacer los ritmos en el saltarín y con la ayuda de Noe. También en os masajes el está muy colaborador y hace un esfuerzo grande por mover la lengua en las direcciones que no puede, aveces llevando la mano a la lengua para movilizarla. Hoy que estamos fuera de la casa me acompañaron a entrenar toda la mañana (después de 14 años hago parte de nuevo del equipo colombiano de esquí náutico y voy para el Campeonato Panamericano dentro de dos semanas) y luego nos fuimos para el parque en donde estuvimos un rato escribiendo letras en la arena y leyéndolas y luego retiñéndolas. Bhai lee perfecto las vocales, la M, la P y la B. Esas fueron las que practicamos hoy.
Termino esta entrada con la exclamación que repitió Noe más de 10 veces hace un rato aquí en el parque:
"¡ESTO SI QUE ES VIDA!"

Tiempo diario con sus animales es indispensable
El abejorro

Buenos hermanos

El agua también es esencial en su desarrollo
Noe mientras exclamaba: "¡Esto sí que es vida!"