Ayer murió Batú, un perro compañero de mi
padre desde hace 13 años. Era un miembro más de la familia, activo, guradián y
noble y todos en la familia lo queríamos mucho. Cuando me enteré, estaba con
Bhai y le conté. Le dije que Batu estaba muriendo (en ese momento estaba en sus
últimos minutos de vida). Bhai me miró con tristeza, cerró los ojos y se quedó
en silencio un rato y después los abrió, me miró y me dijo: Así está mucho
mejor. Y me abrazó. Su entendimiento de la vida y de la muerte, que seguramente
no viene de sus pensamientos sino más de una conexión con algo a lo que la
mente mía no me deja acceder, me dio sosiego en ese momento y me hizo entender
más positivamente ese momento que tan duro me estaba dando. Ese es el tipo de
cosas que me dejan ver que Bhai tiene una información nueva a la que yo hasta
ahora con el trabajo del yoga y con mi vida junto a el tengo acceso. Es cosas
como estas las que me aseguran que no puedo dejar que a Bhai se le compare con
un patrón tan limitado en tantos aspectos como es la definición de ser humano
de nuestra sociedad. Este niño llegó a nuestras vidas para mostrarnos cuánto
más amplio es el mundo y cuánta más rica es la experiencia de vivir. No querer
ensancharse y proteger esas cualidades que viene a enseñarle a los que tenemos
el privilegio de vivir con el, sería un sacrilegio.
Ayer Noe me dijo que estaba aborrando
saliva. Le pregunté qué significaba aborrar y me dijo: mamá, te acuerdas que yo
ahorro monedas? (ahí rápidamente corrigió aborrar por ahorrar). Pues es lo
mismo: estoy ahorrando saliva. Y le pregunté: Y ¿para qué estás ahorrando
saliva? Me respondió: Para poder llorar más. ¿Cómo así? le pregunté. Si ahorro
saliva, hay más agua para lágrimas. En ese momento no se me ocurrió preguntarle
por qué quería llorar más pues no interpreté su comentario como una
manifestación de su estado emocional sino más bien como un raciocinio del curso
del agua del cuerpo. Era a mi modo de ver una elaboración bastante sofisticada
para un niño de 4 años de qué pasa con el agua del cuerpo y cómo toma distintas
formas dependiendo de la necesidad. Ni se me ocurrió que estuviera diciendo que
quería llorar de tristeza pues hacía unas horas en un trancón de 2 horas en
Bogotá que en realidad sí daba como para llorar de desespero, Noe sacaba la
cabeza por la ventana del carro y decia: "¡Soy feliz!" . La gente de
los carros de al lado sonreía ante tal exclamación en medio de ese caos.
Bhai y Noe se ven felices en su ambiente
de crecimiento constante. Bhai está fascinado escribiendo en los teclados de
los computadores y ese será el lugar en el que va a aprender a escribir y a
leer seguramente. Noe ayer empezó a escribir. Copia lo que uno le escribe y
luego recorta palabra por palabra y después las identifica y las pone en orden
para armar la frase que el mismo diseñó al comienzo. El mismo diseñó su método
de aprendizaje. Ayer escribió solo "Yo hoy monté a caballo", que puso
debajo de una foto de el montando.
Bhai sigue fascinado con los libros del
cuerpo humano, de medicina y anatomía. Nos dice "yo amo leer". Aveces
me dice cosas sobre libros que yo no le he leído porque son textos de
referencia que no tiene como saber a menos de que lea o de que infiera muy
acertadamente de algunos de los dibujos o fotos de los libros. Lo que sea, su interés por los libros y la lectura es tal
que seguramente dentro de muy poco ya tendrá acceso al mundo de la literatura
por sus propios medios.
Dentro de poco iremos a una conferencia
de homeschooling en Arizona: http://www.freetobeconference.com/
Algunas fotos con Batú y su abuelo Gus y con algunas de sus actividades diarias en la casa.
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