jueves, 14 de mayo de 2015

Reflexión sobre Bhai y sucesos de la semana

Acabo de tener una realización muy importante. Lo había leído antes en los textos de unschooling pero hoy tuve el verdadero entendimiento:
Estábamos en la huerta con Noe, María Alejandra y Libardo y Bhai no había querido salir de la casa. De repente llegó caminando, despacito y entró. Empezó a dar vueltas por la huerta y en un momento se subió a los surcos de lavanda y Libardo gritó "No Bhai" y yo enseguida "¡Bhai No, por ahí no camines!". Luego se bajó de ahí y se fue a donde estaban las cebollas y quitó el palo con el sobre que marca las cebollas y Libardo gritó de nuevo "No Bhai!" y yo salí detrás haciéndole eco a Libardo "Bhai, no quites eso! Eso se debe quedar ahí!". Después se acercó a las zanahorias y Libardo dijo "No, todavía no están listas!" Y Bhai nos miró a todos y en silencio, salió de la huerta caminando. En voz baja dijo "me voy". Y volvió y entró a la casa a su lugar cómodo.
Apenas lo vi irse en ese silencio y sin rencor, me di cuenta de mi estupidez. Esta huerta es para ellos. Qué importa si arranca un par de matas de cebolla? Hay cientos y si se pierden un par mientras el explora, serán bien utilizadas.  Debería estar diciendo: "salgo, y lo único que oigo es NO NO NO, pues mejor entro a la comodidad de mi casa donde nadie me dice nada."  Yo misma me encargué de aislarlo con mi comportamiento. Y vuelvo a entender que es el medio el que se debe adaptar a él y no tanto él al medio. El está explorando y en verdad, qué tanto daño le puede hacer a una huerta? Al final de las cosechas no hay quien se pueda comer todo lo que sale. Qué importa si las arranca antes de tiempo para olerlas, mirarlas, probarlas, lavarlas? Si es eso lo que pasa, ahí la huerta habrá cumplido su cometido. Para eso la tenemos. Debo relajarme mucho más y decir SI más. Me dio muy duro darme cuenta de cómo con mi aprehensión y la de Libardo lo alejamos sin necesidad. Y lo escribo porque se que así lo asimilaré como un conocimiento y pasará menos de ahora en adelante.
Entiendo cada vez mejor que el trabajo no es hacer que el nos entienda a nosotros, sino esforzarnos más y más por nosotros entenderlo a el.

Y hoy no puedo parar aquí. Hubo varios eventos durante el día que fueron muy dicientes. En la tarde, estábamos todos afuera y Bhai estaba en el kiosko donde tiene sus implementos de manualidades. Normalmente saca las pinturas y hace toda clase de regueros y sale lleno de pintura. Hoy salió de ahí con una hoja grande pintada diciendome: "este es un regalo para tí". Era un dibujo lleno de colores y sus manos y ropa estaban limpias. Llegué al kiosko a ver que tanto había ensuciado y todo estaba impecable. Cogió la hoja, la puso en la mesa y le puso una piedra en cada extremo para que se secara. Yo no lo podía creer. Ese amerita ser enmarcado.
Luego pasó varias horas en su biblioteca mirando libros y fascinado con los dibujos de Ivo y con la música de Pocoyó que le consiguió su papá. Cantó hasta el cansancio. Y tuvo un descubrimiento que le abrirá muchas puertas: Aprendió a usar el "voice recognition" de youtube y de google para buscar lo que quiere. Y funciona muy bien. La cara de satisfacción cuando lo descubrió era de foto. Se le vió la felicidad de poder encontrar lo que quiera sin tener que escribir, cosa que le cuesta muucho trabajo. Qué felicidad las herramientas que igualan las oportunidades.
Después de un día de baño en le barro, baño en la laguna en agua helada (por iniciativa propia para quitarse el barro), picnic con los conejos y los perros, dibujo, saltos, libros y música, me pidió el por iniciativa propia un baño. Yo no lo podía creer, pues muy a menudo me toca convencerlo de tomar una ducha. Ahí mismo lo acompañé a tomar su baño. Primero me pidió que le pusiera las riendas usando un collar de decoración de navidad y me dijo que lo arriara. Lo "arrié" hasta el baño y empezó a quitarse la ropa diciendo: "me quitas la enjalma, me quitas la silla, y ahora bañas al caballo Bhai Osorio Jaramillo." Lo metí en la tina y me pidió el cepillo con jabón y empezó a limpiarse los pies. Luego me dijo que le lavara la crin. Después de lavarle la crin y cuando quedó limpio se quiso salir y me pidió que le hiciera un masaje porque "me quiero relajar como Tina y Gus". Se acostó en la cama sobre una cobija suave que acomodó debajo y se quedó quieto bocabajo disfrutando el masaje. Y me iba diciendo: "¿me puedes hacer más en los pies?" "¿y ahora en las piernas?" "¡ah, muy relajante!". Ahora en la noche me acompañó a cocinar y me dijo sosteniendo un plato de fríjoles: "mmm soy el Chef Menú de la Noche".
Mi experiencia de la mañana fue tan iluminadora que hice "clic" y cambié mi actitud. Y la de ellos también cambió como por arte de magia. Noe también ha estado muy tranquilo, muy dulce y calmado. Definitivamente son espejos míos.

Tal vez no he escrito sobre una experiencia que tuvo Noe hace unos días con su papá que lo dejó marcado:
Desde hace unas semanas, están hablando Noe y Juanca de los depredadores y de la caza y su evolución a los animales de granja. Hace unos días Noe metido en el cuento, le dijo al papá: "papá, yo he visto que el conejo está grandísimo. Por qué no lo cazamos?" y Juanca de una le dijo que sí. Ese día yo me fui con Bhai y quedaron Noe y Juanca en su tarea de cazar al conejo. Lo sacrificaron, le quitaron la piel, lo abrieron y le sacaron todas las partes, las investigaron, hicieron la con el cuerpo humano y luego buscaron videos de recetas en internet. Lo adobaron y lo dejaron toda la noche. A la mañana siguiente lo cocinaron y se lo comieron. Estiraron la piel salada sobre una tabla, para hacer una bolsa de piel de conejo para calentarse las manos. Y ahora todo lo que dice es "¿eso fue antes o después del día en que sacrificamos al conejo?" Le marcó la vida, así como los toros lo hicieron en su momento. Lo más bonito de toda la experiencia ha sido todo lo que ha aprendido de ella. Ver de donde viene lo que come, qué hay que hacer para podérselo comer y qué se hace con todas las otras partes. El se fascinó con la experiencia y la relación con su papá solo se fortaleció. Al día siguiente me decía: "Mamá, sabías que el día que sacrificamos al conejo mi papá estuvo conmigo tooodoo el día desde la mañana hasta la noche mostrándome cosas, investigando conmigo?" Jamás se le olvidará.

Y termino esta entrada con una cita de Carl Jung que también me tocó: "lo que niegas, te somete. Lo que aceptas, te transforma."

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