miércoles, 3 de enero de 2018

Las vacaciones y el nuevo año escolar

Agosto 17 de 2017

Hace unos días empezamos el nuevo año escolar. Estas vacaciones nos dejaron renovados. Fuimos a viajar por Colombia y visitamos dos lugares que los niños no conocían: el amazonas y el golfo de morrosquillo. El viaje al Amazonas fue desintoxicante. No entraba ni siquiera la señal del celular así que fue una oportunidad para hacer algo que no se hace mucho en este mundo hiper conectado. Levantarse con el sonido de los peces comiendo en la superficie del agua, con el sonido de las guacamayas y con el bullicio de la selva fue una experiencia nueva para todos. No porque nunca la hubiéramos vivido, pues ya habíamos ido nosotros, sino porque con tanta información que hay en el día a día, se nos había olvidado. Levantarse a contemplar las primeras horas del amanecer y a ver a los niños inmersos en la quietud de la pesca o de la meditación matutina fueron un regalo para todo mi ser. Fueron 8 días de mucho silencio, de actividades pausadas, de hacer las cosas con el tiempo de nuestro lado, sin afán. Y en un mundo en donde en 10 minutos eres bombardeado con más información que en la selva en una semana, una experiencia como esta se siente como una limpieza integral.
Encontrar las bondades de lo sencillo, de andar despacio, de acostarse con el sol, de solo hablar de lo importante, de dejar descansar la mente de tanto ruido, fue un verdadero regalo.
Para Noé el día era de pesca y la noche de profundo descanso. Para Bhai, el día era una completa meditación. En las noches antes de dormir se quedaba oyendo los ruidos de la selva y al mirarlo yo podía ver cómo los sonidos acariciaban su cuerpo. Como cuando oye la música que le gusta y mira hacia el cielo y se ríe y empieza a vibrar y que le pregunto qué siente y me dice: "mi corazón late muy fuerte. Siento mi corazón vibrar."
Ver a Bhai, a Noé y a Juanca en ese estado de perfecta plenitud fue una delicia. Yo no hice más que contemplarlos a ellos.

https://www.youtube.com/watch?v=oWkr-iM84a0

El viaje al golfo de Morrosquillo fue la prolongación del del Amazonas. El mismo tiempo, la misma sencillez y la contemplación de una playa desierta frente al mar abierto.
Y luego el viaje a España en donde recogimos la información para seguir andando este año en el proceso de crecimiento como familia y de desarrollo de Bhai.
Y aunque el trabajo con él específicamente se intensificó, también creo que la mirada se amplió. Una de las cosas más importantes que me quedó de ese viaje es que el objetivo es toda la familia y no solo Bhai. Que debemos cuidarnos a todos, con nuestras necesidades, que como re descubrimos en el Amazonas, son sencillas. Es importante alejarnos de vez en cuando, cada uno hacer lo que le gusta, y recargarse para poder estar mejor juntos. Y todos somos importantes.
A veces uno quisiera que todo sucediera ya. Pero ¿qué? que suceda ¿qué? Que Bhai esté feliz y tranquilo, desarrollando su autonomía pero sin obsesionarse. Sin sacrificar la vida familiar por eso. Encontrando un balance.
Tengo una imagen que me ha ayudado en estos días que es la de una nave sobre volando todo el proceso para poder ver que aunque haya elementos que están fuera de lugar, el todo está funcionando bien. Este año tenemos un grupo de trabajo muy bueno, que seguramente logrará (lograremos) muchas cosas, entre ellas cuidarnos. Porque mientras quienes estamos alrededor de Bhai estemos bien, el va a estar bien. Y mientras Noé sienta que a él también se le cuida con igual importancia que a Bhai, cultivaremos una mejor relación para los dos.

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