viernes, 20 de junio de 2014

Sigue tu propio camino

Ayer, caminando por una calle de Bogotá, en donde mi afán por controlar a mis dos hijos era evidente (había muchos peligros inminentes, además de que ya estaba oscureciendo) Noe me dijo: "Mamá, se me va la energía cuándo me pides que te siga a donde tu vas."
Wow! Un momento de revelación. Fue una de esas bofetadas que el universo tiende a darme para entender algo nuevo que me cuesta trabajo entender. Independientemente de lo necesario que fuera en ese momento tenerlos cogidos de la mano por los carros que pasaban cerca de nosotros a gran velocidad o por los desechos de perro que quería a toda costa que evitaran sus zapatos, yo estaba jalándolos hacia donde yo quería ir, sin explicarles mucho. Iba afanándolos arbitrariamente para ellos (justificadamente para mí). La frase en la voz firme de un niño de apenas tres años me hizo darme cuenta de la estupidez de creerse el hacedor de las decisiones de estos dos niños, seres humanos completos, racionales, pensantes y con su propia voluntad: "Mamá, se me va la energía cuándo me pides que te siga a donde tu vas."
La frase todavía resuena en mi mente como un mantra para aprender a dejar a los demás ser. Para confiar y respetar.

Estos días desde que yo llegué de mi entrenamiento para el mundial ha sido de mucha agua y parque. En esa semana que estuve lejos tuve tiempo para reflexionar y para ver todo en perspectiva y siento que me dio un nuevo aire y una nueva actitud, más rica y de mayor goce.

Ayer en el parque me encontré a Noe comiendo helado y le pregunté que de donde lo había sacado. Me contó que lo había pedido y había firmado el vale para cargarlo a la cuenta. Fui a la tienda a pedir el vale para ver la firma y esto fue lo que me entregaron:


Mi sorpresa al ver su intento de escribir (o su escritura actual más bien) fue total. Me enterneció totalmente. Cabe decir que no le he enseñado a escribir "formalmente". Es decir, que no ha habido clases de lecto-escritura con el. Simplemente mucha lectura juntos, cuando el me pide que quiere leer. Eso fortalece mi confianza en que todo lo que necesiten lo pueden aprender solos, junto a gente que los acompañe y este dispuesta a aprender con ellos. 


Aquí está Bhai colgado por más de 3 minutos fortaleciendo sus brazos y liberándose del miedo que le da estar despegado del piso.


Sigo leyendo a Sandra Dodd, a John Holt , a Mary Griffith y cada vez me convenzo más de que debemos ir a la conferencia de Arizona. Para que siga creciendo la confianza y para seguir enriqueciendo el camino.

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