sábado, 8 de marzo de 2014

Sueños que se hacen realidad

Hoy ha sido un día con magia. Salimos muy temprano de la Posada para hacer una cabalgata a 35 km de Lima en donde conoceríamos el caballo peruano de paso. Habíamos reservado 4 caballos pero teníamos un plan de contingencia por si alguno de los niños decidía que no quería cabalgar. Los caballos estaban ensillados y listos y nosotros estábamos también listos para montar al bajarnos del taxi que nos llevó hasta allá. Yo no quise verbalizar mis dudas de que tal vez Bhai dijera que no se montaba al caballo y me concentré más bien en anticiparlo a lo que íbamos a hacer desde ayer, con mucho entusiasmo y enfatizándole lo que se que más le llama la atención que es el mar, pues cabalgaríamos por la playa. Nos montamos en los caballos y a Bhai le tocaba en uno solo por su edad. Se montó sin ningún problema, metió los pies en los estribos pidiendo que se los pusieran más cortos, y nos fuimos todos de cabalgata.


Noe por su edad, debía ir conmigo en un cojín que le acomodaron. 

La cabalgata fue de 12 km que recorrimos lentamente en caballos muy tranquilos y nobles, por entre caminos de fincas y por la playa en donde estuvimos una hora más o menos. Todo el recorrido fuimos conversando tranquilos, y Bhai hablando y hablando. Cuando le preguntábamos cómo estaba, decía: "yo estoy bien. Todos estamos muuuuy bien." Después de un rato sobre la playa, a Noe le dieron ganas de bajarse del caballo a descansar y a ir al baño. Bhai no había dicho nada de bajarse, pero apenas vio que su hermano se bajó, el quiso bajarse también. Nos bajamos los tres y uno de los acompañantes, mientras Tina, Gus y el anfitrión terminaban de hacer el recorrido por la playa. Estuvimos tranquilos, Noe haciéndose amigo del señor que nos acompañaba y Bhai echándose arena encima y mirando hacia el horizonte. Cuando los vimos de regreso a lo lejos, los preparé diciéndoles que apenas llegaran Tina y Gus debíamos montarnos otra vez al caballo, pues no había otra manera de regresar. Se los repetí varias veces, con mucho entusiasmo y resaltando lo mejor. Al llegar, Tina me propuso que montara su caballo un rato para poder sentir el paso peruano verdaderamente pues con los niños yo iba caminando más que nada. Al regresar de una corta vuelta, Noe estaba con una sonrisa más grande que su cara y muy emocionado me dijo que su sueño se había "hecho". Yo no había visto desde lejos lo que se habían quedado haciendo, pero sí me acordaba del sueño que me contó que tuvo anoche: en la mañana se levantó a decirme que había soñado que se metía al agua con un caballo. Mientras yo me fui y ellos me esperaban, Guillermo el anfitrión lo invitó a llevar el caballo al mar. Se metieron hasta las piernas y Guillermo me contó que Noe se reía a carcajadas y decía "¡mi sueño! ¡mi sueño!". La alegría que lo llenaba de ver que su sueño se había hecho realidad era inmensa. Cuando arrancamos de regreso mientras íbamos los dos en el caballo, me dice: "mamá, ¿todo lo que sueño pasa?" "si te lo sueñas y quieres que pase, pasa" le dije. "Todo está aquí" me dice, señalando su cabeza. Yo estaba fascinada con tanta magia. Bhai montado en su yegua "sorpresa" sorprendiéndonos a todos con su dominio, su tranquilidad y su valentía. Noe con su poder de soñador materializando sus anhelos sin ningún esfuerzo. Y Tina y Gus en su silencio apaciguante que deja que todo fluya como debe ser. ¡Gracias!


descanso en la playa




La cabalgata desde el punto de vista de Manu y Noe: ¡un sueño hecho realidad!

¡Tina y Gus! Nada más que decir. Perfectos.


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